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Cómo me deshice de mi hernia umbilical

diástasis abdominal embarazo

Como ya conté en un post anterior sobre mi  recuperación física tras dos partos, mi segundo embarazo culminó con el parto de una hermosa bebé de ¡4,250kg! Nunca mejor dicho lo de ¡¡“hermosa”!!.  

El parto fue realmente un lujo: natural, rápido, sin episiotomía ni puntos. Dos pujos y fuera. Nada que objetar. ¡Hasta parecía que se sabía el camino!.  

 Toda la familia feliz, un bebé de esos que nacen “ya criados”, que nadie teme sujetar en brazos, que come y duerme. Así era Iria, mi segunda hija, de bebé. 

 Y hasta aquí la versión “A” de la historia. Ahora la parte “B”, la que sólo nosotras conocemos, la versión de la “mujer-madre”.  

Si tras el primer embarazo tu cuerpo cambia, tras un segundo, definitivamente comprendes que tu cuerpo ya no volverá a ser el mismo. 

hernia umbilical

“Evita coger mucho peso durante el embarazo” te dicen…Pues aunque no cogí más que 12kg, el cuerpo del bebé ya aportaban un quintal a mi suelo pélvico y abdomen. 

Y como es lógico, tras 42 semanas de “aguantar” las supervivientes fibras de mi recto abdominal, acabaron por claudicar. 

 Ya habían pasado más de 40 días y por mucho que andaba, daba el pecho, y cumplía con todas las recomendaciones que suelen darte, cada vez que me levantaba de la cama, una especie de “alien” intentaba asomar por la mitad de mi abdomen y mi ombligo.  

 Yo sabía que tenía diástasis abdominal, mixta además: afectaba la zona del ombligo y por encima.  

 Tumbada boca arriba, con las rodillas semiflexionadas y mirando hacia mi ombligo, se palpaba un hueco, en el que ojalá cupieran 3 dedos ¡cabía un puño entero! 

 “¿Qué puedo hacer para solucionar esto?” pregunté en una de mis revisiones.  

Me preocupa verme y sentirme así con mi edad. 

 Nada hija, esto no tiene solución. No estás para cirugía. Deja pasar el tiempo, que un poquito mejorarás. Además eres delgada, vestida ¡ni se te notará! 

 Lo tuve claro. ¡A buscarse la vida!  

ejercicios hipopresivos

 Por una consulta que había hecho tras mi primer embarazo, yo sabía de la existencia de unos ejercicios específicos capaces de trabajar el abdomen sin hacer presión sobre el suelo pélvico. Lo que desconocía era su nombre: ejercicios hipopresivos según descubrí más adelante. En vez de hacer fuerza hacia fuera y abajo, el trabajo muscular se hace hacia adentro y arriba. 

 Intenté localizar a aquella Fisio, pero ya no trabajaba más en Madrid. Parece mentira, pero hace 8 años, de este tema, casi no encontrabas información.  

 Me descargué un par de tutoriales cutres, los únicos que encontré. Claramente no estaban dirigidos a mujeres púerperas: los videos estaban hechos por un fisiculturista, que explicaba la técnica de “abdominales hipopresivos” en la playa. Aún así, lo que decía tenía lógica, y estaba tan cachas el hombre, ¡que me inspiro confianza! 

 Entre tomas y cambios de pañal tuve la lucidez de aprenderme tres secuencias básicas que repetía cada día, en casa. 

 No había pasado mucho tiempo cuando empecé a notar clara mejoría, no sólo en el hueco o diástasis de mi abdomen -que aunque nunca cerró del todo- se redujo considerablemente, sino en la tonicidad de mis músculos. ¡Mi abdomen ya no se hinchaba!  

Cuidarnos, mirarnos, aprender a reconocer nuestras propias necesidades de mujer, aún siendo madres, es un ejercicio que también deberíamos hacer a diario.  

¡Si mamá está bien, todo estará bien! 

 

 En nuestro canal youtube, de la mano de nuestra fisioterapeuta, os enseño la serie de ejercicios hipopresivos con la que empecé yo

No lo dejes pasar y ponte en buenas manos.

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