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Discusiones en pareja

LAS DISCUSIONES: CÓMO ABORDAR ALGUNOS TEMAS PELIAGUDOS

Todas las parejas discuten; también las bien avenidas. La clave que marca la diferencia reside en cómo discuten. Es bueno tener puntos de vista diferentes, pero eso no justifica las faltas de respeto o la negatividad extrema. Es bueno expresar las críticas y emociones negativas de forma adecuada, ya que evitar hablar de los temas acumula resentimiento.

  • Habla de los temas difíciles de uno en uno, y evitando sacar a relucir reproches pasados.
  • Busca el momento oportuno (que no es a las 2 de la madrugada con un bebé que llora). Aunque a menudo nos recomiendan no irnos a la cama sin arreglar las cosas, muchas veces una noche de sueño nos hace ver las cosas más bonitas al día siguiente, facilitando la negociación.
  • Utiliza mensajes “yo” cuando te expreses: “Cuando haces /dices…, yo me siento…
  • Pide lo que necesitas de forma franca y concreta: “Me encantaría que…
  • Utiliza el contacto visual y físico mientras hablas. Prueba a coger la mano a tu pareja cuando habléis de un tema complicado.
  • Pide perdón. Algo tan sencillo como decir “perdona, en realidad no pienso lo que te he dicho… estaba enfadada» hace milagros.
  • Si discutís delante de los niños, explicadles luego que lo habéis solucionado, que vean que os calmáis, cedéis y negociáis.

Algunos de los motivos más típicos de conflicto:

  • Tareas domésticas:

Con el aumento de tareas que hacer, es fácil tener la sensación de que el otro no cumple con su parte. Esto puede provocar permanentes discusiones y resentimiento. Puede ayudarnos sentarnos, hacer juntos una lista de tareas, repartirlas y pegarla en la nevera.

Es fundamental ver lo que el otro hace, y no lo que falta por hacer. En lugar de criticar lo que no ha hecho, pide lo que necesitas. No pretendas que el otro adivine tus pensamientos y deseos o necesidades. Pensamientos como «Debería salirle a él…, debería ofrecerse» son expectativas muy dañinas y poco realistas. Normalmente, nuestra pareja responderá mejor a peticiones directas y amables.

No olvides reforzarle por lo que hace, aunque no lo haga tal y como tú lo habrías hecho. Le hará más receptivo ante futuras peticiones, además de reducir la tensión ambiental… Delegar implica aceptar que el otro haga las cosas a su manera. El objetivo es que ambos apreciéis todas las pequeñas formas de las que cada uno os ocupáis de la familia.

  • Los diferentes estilos educativos:

Muchas discusiones derivan de la falta de acuerdo en cuestiones relacionadas con la crianza de los hijos. Hasta que no tenemos un hijo, no nos damos cuenta de que tenemos estilos educativos diferentes, incluso opuestos. Será necesario ir limando las diferencias y negociando la forma de actuar en una misma dirección. Pedid orientación a profesionales como el pediatra, psicólogos, asesoras del sueño… o aprended juntos leyendo artículos, libros, etc. para lograr ser un equipo.

  • Los gastos económicos

El problema es que a menudo no se habla de la economía familiar hasta la llegada del bebé. Parejas con estilos diferentes de administración del dinero chocan una vez que tienen hijos. Hablad sobre vuestros hábitos de gasto, ahorro, planes a largo plazo… Repasad los gastos de los últimos meses y planificad los nuevos costes que va a suponer el bebé. Haced números y asignaos un límite semanal y mensual para adecuaros al presupuesto familiar. Existen apps que nos ayudan a organizarnos como Fintonic o Baby planner del BBVA.

  • Los abuelos

A pesar de que los abuelos pueden suponer una gran ayuda, a veces también generan estrés porque en ocasiones aparecen en casa sin avisar, nos dan consejos no pedidos, ven la crianza de otra manera, etc.

La solución son los límites. Sé consciente de que tienes derecho a decir «no», por muy generosos que hayan sido cuidando a tu bebé.

  • Sé amable, pero firme: «Nos encanta que vengáis…pero ahora estamos todos agotados y necesitamos un tiempo solos.»
  • Pide a tu pareja que ponga límites a su familia, y hazlo tú con la tuya. Los abuelos responden mejor ante una petición o límite de su hijo que ante la de una nuera o yerno.
  • Otra estrategia que salvaguardará nuestra salud mental es delimitar determinados momentos de la semana en que las visitas sean bienvenidas.
  • Por último, podemos responder ante una invitación: «Voy a mirar mi agenda y te confirmo luego». Tenemos derecho a pensárnoslo.

CONCLUSIÓN:

Aún suponiendo un desafío para la pareja, los hijos son indudablemente una fuente de alegría y gratificación. Se puede regar y abonar la relación de pareja para salir de esta crisis fortalecidos y orgullosos.  Los pequeños detalles suponen grandes diferencias.

Desde MySalus, tenemos un equipo de profesionales disponible para apoyaros en este proceso: pediatras, salus, fisioterapeutas, asesoras de sueño etc… No dudes en consultarnos, ¡estaremos encantados de acompañaros en este momento!

 

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